2 de mayo de 2011

Ambar gris.

Su torso, manos y sienes palpitaban con el pulso abochornado y temeroso de la lozanía de su amante.
Él, con deliberada parsimonia, preparaba la mezcla de hashïsh con miel y ámbar gris.
Ella, dispuesta a recibir el limbo eterno, bebió del filtro amoroso de cuidada cosecha desinhibida, que alegra y acerca al eterno verdor.
Mini relato Tantra ,de Cristina Labad