El regreso de Charles.
Mayo de 1911.
En su maletín de viaje, de cuero camel, había evidentes signos de una dura aventura; y en su rostro, el desánimo por el fracaso de la expedición.
Charles, traía consigo 14 cuadernillos abarrotados de apuntes con bellas acuarelas y esquemáticas anotaciones; además de muestras de fósiles y piedras en tres sacos de lino, pero fue el recuerdo imperturbable de su aroma, el que traía clavado en el corazón.
Esa punzada le proporcionó un atisbo de esperanza, haciendo la travesía de regreso menos agonizante.
Esa punzada le proporcionó un atisbo de esperanza, haciendo la travesía de regreso menos agonizante.
En el último cuadernillo a medio terminar, escribió sólo una fecha con el propósito de repetir la misma aventura lo más pronto posible, la búsqueda de su ansiada flor.
Si quieres, lee la 1ª Parte, "Lila", Mini relato de Cristina Labad