Sevilla.
DESPEDIDA, INTERIOR NOCHE
ELLA
-No prometas nada que no puedas cumplir.
Tras la puerta los pasos de sus botas, sonoras, como ondas elásticas y oscilantes, se alejaban por el patio aromático en penumbra.
EL
-Volveré Sevilla. (susurró)
De repente, un fuerte aire zarandeó las copas de los árboles. El caballo relinchó y sin mirar atrás, el jinete, montó y marcho al galope.