Camagüey.
Como cada domingo, Lola Brown iba caminito del Mercado Antiguo de la Plaza de la Reconquista. Descalza, caminaba transportando gracilmente un cesto de frutas encajado en la cadera.
Movía con alegre ritmo su vestido anaranjado, al compás del tintineo de sus collares y pulseras de cerámica y cristal. Pizpireta morenita, de voluptuosa provocación, era una arrebatadora mujercita poseedora de un natural encanto y talento evocador.
"Vendo bananas, duraznos,
manzanas, granadas, higos y mangos"
Mini relato de Cristina Labad
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