Xixona.
La pequeña Princesa Escandinava echaba de menos las perpetuas nieves de sus tierras lejanas. Desde su estancia en la Torre del Homenaje podía disfrutar del paisaje.
Los almendros florecidos, que su esposo el Rey mandó plantar eran todo un espectáculo, un manto blanco que cubría los territorios alrededor del Castillo.
Leyenda.