20 de julio de 2011


El Edén de Palmira.

Guzmán atravesaba con prisa el Valle de Amapolas.
La emoción le inundaba...recorrió un largo camino saltando riachuelos y traspasando vibrantes cascadas. Después de cien días, tres riscos y la inmensa montaña azul, por fin llegó a la cima.
Desde allí pudo admirar con amplitud y claridad, el valle, frondoso, luminoso, cálido y bello. Invadido de frutos, animales exóticos y de color. Con la luz, la vegetación  y la armonía de la Naturaleza en todo su esplendor. 
Una extraña calma donde todo parecía fluir, así sin mas.
Y con aquella profunda sensación de bienestar y de paz, Guzmán se adentró en el Edén de Palmira. 
Relato de Cristina Labad.