21 de julio de 2011

Oro Africano.

S.XIV
Génova



Ernesto Azzo era un joven visionario, hijo y descendiente de afamados mercaderes Milaneses.
El ferviente y creciente comercio de oro entre Africa y España le obsesionaba. 

En su afán por conseguir el ansiado Oro Africano, se enroló como traductor y cocinero, bajo las ordenes del temible Capitán Enzzo il Genovesse, junto con 40 rudos y expertos marineros.
La pesada carraca surcaba, con el viento a favor, el Golfo de Génova rumbo a Cádiz, como nave de apoyo para los primeros comerciantes Italianos asentados en Sevilla.

Nada ni nadie podía presagiar que 14 meses mas tarde, el joven Ernesto transitaría por la Calle de los Genoveses de Sevilla, negociando y asegurando sus contactos Africanos, Italianos y Españoles, como si lo hubiera hecho toda la vida.

Su casa española, típica andaluza, hacía las funciones de oficina de cambio, importación y exportación.
Ernesto, pese a su juventud, se convirtió rápidamente en uno de los mercaderes mas influyentes de la importación de Oro Africano y  exportación a Génova de monedas de Plata, ya que la República Marítima Italiana necesitaba urgentemente Plata para su vertiginoso comercio con el Mediterráneo Oriental.

Relato de Cristina Labad.